No te esperaba capítulo 4.

NARRA ÁGATA
Lunes por la mañana...
  El insoportable sonido de mi despertado hace que coja fuerza para levantarme de la cama. Voy al baño, me ducho y me visto. Luego me miro en el espejo para intentar prepararme para hoy. Seguro que soy el hazmerreir del instituto. Ya me imagino a las pijas de la clase cotillear nada más llegar a la clase. Suelto un largo suspiro y bajo a desayunar. Allí estaban mi madre y mi hermano, o mejor dicho, lo que queda de él, porque está tan cansado que está a punto de caerse de la silla.





  Desayuno rápido, y cuando llega la hora, cojo el autobús para ir al instituto. Como todos los lunes, está llena de gente medio dormida. Observo a la gente mientras camino a mi sitio habitual: el asiento del final. El autobús hace dos paradas más y llegan Ed y María, como viven tan cerca, siempre vienen juntos.


-Buenos días - intento fingir una sonrisa al saludarlos.
-Hola desaparecida - dice María sentándose a mi lado -. ¿Dónde estuviste ayer? No había forma de localizarte.
-Pues estudiando, y asesinando mentalmente al cerdo de Lucas.
-Así me gusta.
-Oye, ni que fuera un perro - añade Ed.
-Uy, perdón si he molestado al señorito - dice María sarcástica.


  Pocos minutos después llegamos al instituto. Asombrosamente, cuando llegué, la gente me daba ánimos, ánimos para olvidar a Lucas. Yo creí que sería todo lo contrario. Así si que da gusto ir al instituto. Y además, pasé un par de veces por el pasillo de la clase de Lucas y lo vi marginado total. Me da un poco de pena, pero en el fondo se lo merece.


  A la salida, estaba hablando con unas chicas de mi clase sobre el examen de hoy, y entonces oigo a Lucas llamarme a lo lejos.


-¡Qué te vallas pringado! - le grita una de ellas, lo que me deja alucinando.
-Solo quiero hablar con ella - dice él al llegar hasta nosotras.
-Pero yo no quiero hablar contigo - digo yo cruzándome de brazos -, es más, bastante con que te estoy hablando ahora.
-¡Eso! ¡Vete cerdo! - gritan varias de aquellas chicas, son muy majas la verdad.




  Al oír eso, creo que Lucas comprendió que para mi era la persona más ruin de este planeta, y se fue por donde vino. Nosotras seguimos comentando el examen, hasta que me encontré con Ed y María, ya que quedé con ellos en la puerta del instituto. Me despido de las chicas y subo con mis amigos al autobús.


  Estábamos tan tranquilos hablando de nuestras cosas, cuando sube la pija de la clase, la que se cree súper popular, y lo era, la verdad. Y allí estaba ella, mascando su chicle y mirándome fijamente.


-Ágata - comienza ha hablar -, mira, que eso de dejar al estúpido de Lucas ha estado muy bien.
-Gracias- agradecí dudosa, no me estaba creyendo lo que me estaba diciendo.
-Y si quieres, el viernes por la tarde, que no hay más exámenes ni mas chorradas de esas, puedes venir a mi fiesta, en mi casa. Tus amigos también pueden venir, a las siete y media, ¿vale?
-Vale, iremos - digo mirando a Ed y a María que están tan atónitos como yo.
-Pues hasta mañana.
  Se da media vuelta y no deja ni que me despida. No me creo lo que acaba de pasar. La chica más popular del instituto me ha invitado a su fiesta y me ha dado la enhorabuena por dejar a Lucas. Esto es un poco como raro, pero mola.


  Mas tarde llego a mi casa y me pongo a lo que seguro haré el resto de la semana: hacer los deberes y estudiar como una loca. También le cuento a mi madre lo de la fiesta, y ella me deja, como siempre. Para eso de las fiesta mi madre no es la típica que dice: “Si no conozco a los padres de quien da la fiesta, no vas”, o “Si hay alcohol no vas”. Yo creo que mi madre es consciente de que Ágata es responsable y no va ha pasar de los dos mojito, bueno, eso es lo que ella cree. Tampoco es que me vaya a coger un pelotazo del demonio, pero algo sí que beberé. Pero no penséis mal, no soy una borracha.



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