No te esperaba capítulo 1.

NARRA ÁGATA
Sábado por la tarde…
  Llevo prácticamente todo el día estudiando como una loca para los exámenes de final de curso. Miro mi reloj y me desespero al ver que son las seis de la tarde, y no he salido apenas de mi habitación. Necesito un descanso urgentemente.

  Cierro el libro de literatura y me levanto de la silla del escritorio, liberando de golpe todo el estrés que tenía en el cuerpo. Bajo a la cocina a comer algo, y allí me encuentro a mi madre limpiando, como siempre.

-¡Dios! - dice ella al verme - Creía que estabas muerta.
-No mira - me toco el pecho entre risas -, no soy un fantasma.
-Menos mal -  dice ella, mientras sigue limpiando y voy a la nevera, cojo una ensalada y me siento en la mesa -. ¿Y vas ha seguir estudiando como una posesa o vas a salir un rato a despejarte?
-No se - digo mientras empiezo a comer despreocupada -. A lo mejor salgo un rato con Lucas por ahí.
-Sabes que no me gusta ese chico - se vuelve hacia mi muy seria.
-Ya estamos. ¿Qué tiene de malo que tenga novio? Yo lo veo muy normal.
-No es que tengas novio, es el novio el que me preocupa. Si tu supieras lo que dicen de él por el barrio - se da media vuelta y sigue fregando la encimera.
-Pues me da igual lo que diga la gente, yo confío en él - entonces suena mi móvil, lo sacó del bolsillo y miro quién.
-¿Es el rey de roma? - pregunta mi madre sarcástica.
-Pues no, es Ed - salgo de la cocina para ir al salón a coger la llamada -. Buenas señor que toca la guitarra.
-Buenas señora que, no se, ¿tú tocas algo?
-Si, el tambor que da gusto. ¿Querías algo?
-Es que estaba aquí estudiando y quería salir un rato a despejarme, y querría saber si tu querrías venir.
-Estaba pensando en salir con Lucas, pero ya que me has llamado tú primero,  pero acepto encantada.
-Bueno… Vale.
-¿Quieres que avise a María?
-No, ya la he llamado yo. Dice que su madre no la deja.
-Qué pena.
-¿Qué te parece si te recojo en una hora?
-Vale, pues hasta dentro de una hora.
-Chao.

  Cuelgo el teléfono y voy a la cocina. Y como no mi madre ya había limpiado el plato de ensalada que dejé. Le digo que voy a salir con Ed y ella empieza a contarme cosas a las que no pongo demasiada atención, mientras subo las escaleras corriendo hacia mi habitación. Abro el armario y cojo unos vaqueros y una camiseta, algo informal. Me ducho corriendo y me arreglo el pelo. Voy a coger algo de dinero del escondite familiar (en un tarro de galletas de arcilla que hay en el pasillo), pero no encuentro nada. Seguro que ha sido mi hermano, que habrá cogido todo el dinero para cualquiera de sus cosas.

  Voy furiosa a su habitación, y sin tocar ni nada, entro y me lo encuentro haciendo pesas como un poseso con la música a todo volumen. Lo de la música no es que sea nada nuevo, se pasa los días entero así.

-¿Y el dinero que había en el tarro? - le preguntó cruzándome de brazos.
-Lo he cogido yo para comprarme cosas.
-¿Qué cosas?
-No te lo voy ha decir.
-Bueno, pues cuando se entere mamá verás.
-Me da igual - dice aun haciendo pesas.
-Es que no se puede ser más irresponsable, ¡por qué si no no naces!

  Salgo de allí bastante cabreada y cierro de un portazo. En serio, no puedo con este niño, no hay cosa más cabezota en este planeta que él. Miro mi reloj y veo que Ed está a punto de llegar. Vuelvo a bajar las escaleras corriendo en busca de mi madre, que parece que se está dando un descanso en el salón, viendo la tele. Le explico la situación y con una amplia sonrisa me da veinte merecidísimos simoleones.

  Justo en ese momento suena el timbre y voy a abrir. Es Ed que me espera con una gran sonrisa, como siempre. Cojo mi móvil y las llaves de casa y salimos.

-¿A dónde vamos? - pregunto después de un rato de silencio.

NARRA ED

  Caminábamos en silencio por las calles de la ciudad. Y la verdad estoy algo nervioso, no salgo con Ágata solo desde, no sé, mucho tiempo. Cada vez la veo menos, desde que conoció a Lucas en aquella fiesta. ¡Dios, qué mal me cae ese tío! Todo el día chuleando y encima se cree el mas guai de todos. No se como Ágata se fijó en él, no lo entiendo. Y diréis: “Ed, ¿no estarás celoso?”.Más que eso. Desde el primer día que la vi me quedé totalmente embobado de ella. Esperé a que fuera el momento para decírselo, pero justo cuando estaba decidido a dar el paso, me presentó al pegote de su novio

-¿A dónde vamos? - su dulce voz me hace despertar de mis pensamientos.
-Pues he pensado ir al cine, pero es que no hay nada bueno.
-¿Y si vamos al parque?
-¿Como los viejos?
-¿Y a la playa?
-Vale, a la playa, pero no hagas lo de la última vez. Prométemelo.
-Si. Te prometo que no ve voy a volver a meter en el agua y a fingir que me está comiendo un tiburón para que el señorito cantarín se meta en el agua para salvarme y yo aproveche y lo intente ahogar.

  En ese momento estallamos y reímos como locos. Me encantan estos momentos junto a ella, así de divertidos y sinceros. Espero que no nos interrumpan como casi siempre, aunque esta vez me he asegurado de que María no venga. No es que la haya matado ni dada por el estilo, solo le he pedido que me guarde las espaldas. Y la verdad, no se si fue buena idea contarle lo que me pasa con Ágata a María. Sabiendo lo cotilla que es, seguro que tarde o temprano se lo dice, o se lo ha dicho ya. No se, espero que no. Y la verdad es que María ha sido algunas veces un estorbo, porque me ha estado dando la lata con que se lo diga de una vez, y otras veces ha sido todo un consuelo, sino, ¿con quién me desahogaba, con mi gato? Bueno, también está mi vía de escape favorita, tocar. No se, me alivia, me permite explotar todos los sentimientos que llevo dentro, y en el caso de Ágata, son muchos.  



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