No te esperaba capítulo 5.
NARRA ÁGATA
Me miro en el espejo y me doy os últimos retoques para la fiesta. Ha pasado cuatro días y yo todavía no me lo creo. Una fiesta, con la gente más popular del instituto.
-Estás muy guapa - mi madre aparece por la puerta del baño.
-Gracias.
-¿Y qué tal con Lucas?
-¿Eso? Eso para mi ya no existe. Tenías razón mamá, era un pringado.
-Me alegro de que pienses así.
-Y yo - entonces se oye una bocina, de sobra, sabía que era Ed -. Bueno, ese es Ed.
-Llámame si pasa algo - dice mi madre mientras observa como bajo las escaleras y llego hasta la puerta.
-Si. Te quiero.
-Yo también te quiero.
Abro la puerta, y allí me encuentro a Ed esperándome en su coche. No es exactamente una limusina, pero tampoco se cae a pedazos. Estoy algo nerviosa, a parte de que es una fiesta de pijos y si hago algo mal, pero la principal razón de mi nerviosismo, es que me estoy dando cuenta de algo que me da algo de miedo. Un sentimiento que ya conocía, pero nunca con tanta intensidad. Y no hablo del hambre que tengo porque no he merendado, hablo de amor. Y es que en estos días me he estado sintiendo algo atraída por Ed. Sí, Ed. Mi mejor amigo y del que nunca sospeché que me enamoraría. Bueno, enamorada enamorada, no se, solo se con seguridad que me gusta.
-Ágata - su voz hace que despierte de mis pensamientos.
-¿Qué?
-¿Qué te pasa?
-Nada.
-Estás segura, porque llevas todo el camino mirando al infinito.
-Es que estabas pensando.
-¿En qué?
“En tus ojos”, pienso. Ágata mira que a veces eres tonta.
-En cosas.
-¿Puedo saber qué cosas?
-Pues cosas. ¿Qué pasa, qué tú nunca piensas en cosas?
-Si, pero tu sabes que yo solo pienso muy pocas veces - empezamos a reír, y poco después llegamos a la fiesta, aparca justo en la puerta de la casa de Taylor -. Bueno, ya estamos aquí.
NARRA ED
Nada más bajar el coche me suena el móvil. Es María. ¿Qué querrá ahora? Ha veces puede ser muy pesada, pero más cuando te da la tabarra con el mismo tema toda una semana.
-¿Sabes de lo que me he enterado? - me grita nada más llevarme el teléfono al oído.
-¿Qué?
-Que a Ágata le empiezas a gustar - no me creo lo que me acaba de decir, y una inocente sonrisa se dibuja en mi cara -. Me lo ha dicho en un mensaje, dice que no sabe qué hacer. Tienes que aprovechar, la tienes en el bote.
-¿Me lo tienes que decir ahora? Justo cuando vamos a entrar a la fiesta.
-Es una pena que no esté ahí para ayudarte.
-Es que parece que te gusta dejarme solo en los momentos mas difíciles.
-Pues seguro que sin mi allí, lo vas ha tener más fácil. Así no estará todo el día pegada a mi.
-Bueno, lo que tú digas.
-¡A por todas Ed!
Cuelgo con una sonrisa. Era mi momento. Por fin la vida era justa conmigo. Eso creo que me ha quedado muy cursi. Creo que va siendo hora de empezar con mi plan. Hoy lo peto. Y el famoso plan consiste simplemente en decírselo, pero decírselo bien dicho: bailando una lenta. Menos mal que tengo contactos, así que podre colar una canción lenta en mitad de la fiesta.
-¿Era María? - me pregunta Ágata preocupada.
-Si.
-¿Cómo está? - ya no me acordaba que María estaba resfriada, y por eso no viene. Ed, tienes que centrarte más.
-Mejor, mejor. ¿Vamos? - digo señalando con vista la casa de Taylor.
-Claro.
Caminamos hasta puerta, y a decir verdad estoy bastante nervioso. Y encima si se escucha de todo desde fuera de la casa mas aún. Tocamos al timbre y nos abre una Taylor borracha. ¿Borracha a las ocho de la tarde? Esta fiesta mucha pinta de desastre. Pasamos y vemos a un montón de gente. Que si unos corriendo casi sin ropa, que si otros bailando como posesos. Lo que yo he dicho, una fiesta fiestera.
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